Volver a empezar. En la película "Begin the beguine",
el profesor y premio Nobel de literatura Antonio Albajara
regresa tras cuarenta años de ausencia a su Gijón natal.
Allí reencuentra a Elena, su amor de juventud y sentados
exactamente en este mismo lugar, mirando a la Playa de
San Lorenzo, tratan de recuperar aquellos momentos de
su vida pasada. Así se pretende recuperar este entorno…
El lugar propuesto para la implantación del Complejo de
Talasoterapia, se alimenta con las fuertes
condiciones de ser un doble telón de fondo. Por una parte
como vista desde el muro y la playa hacia el paisaje rural
y por la otra desde éste hacia la ciudad. El río Piles
que desemboca en sus proximidades ha servido como elemento
configurador del área. Los terrenos son erías ganadas
al mar mediante la urbanización de la franja costera más
próxima a la playa para permitir el paso viario sobre
lo que antes era un roquedal que, por el flujo de las mareas,
era sistemáticamente cubierto y abandonado por las aguas
del Cantábrico. Su emplazamiento en primera línea de playa,
sólo separada por aquel vial, refuerza su vocación marina
y la necesidad de su vinculación al elemento natural que
le dio origen y del que, otrora, era parte de un mismo todo.
Percibir la proximidad del mar, permitir el flujo y reflujo
de las olas, entender el ritmo y nivel de las mareas, deben
ser sentidas por los usuarios. Varias perforaciones bajo
el paseo delantero van a permitir esa necesaria penetración
de las aguas salinas hasta el propio centro de Talasoterapia.
La vegetación que prolonga su llegada recordará los ambientes
de las marismas litorales: carrizos, juncos, espadañas, tarajes ...
La posibilidad de desplazamiento directo del usuario hasta
un pabellón dentro del mar, como ocurría en los viejos Balnearios
de principios del siglo pasado y cuya planta superior se destinará
al servicio de vigilancia y salvamento de la playa, reforzará esta
vinculación. La disposición volumétrica del edificio responde
a esa ventajosa ubicación. Permeabilidad de la planta baja para
conseguir que los espacios que dan a Somio vivan del mar y los
que dan a la playa, del maravilloso paisaje verde asturiano.
Utilización del hotel como un bloque en altura que, siguiendo
la dirección de las calles del Barrio de la Arena, sirve de
contrapunto a la ciudad compacta y abre sus habitaciones a la
vista de la hermosa bahía de Gijón. La arquitectura constructiva
del edificio se plantea como una serie de planos perforados
que actúan como envolventes de la capa de vidrio. Son placas
de cobre y lamas en el plano exterior y madera contrachapada
interior. Todas estas perforaciones convierten el interior en
un espacio cromático variable y vibrante que con el cambio de
la luz exterior crea diferentes juegos de fenómenos ópticos.
Esta variabilidad se invierte en la noche, en la que la luz
interior producida en el edificio se refleja en las aguas del
mar, creando variables manchas de colores difuminados por esta
tamización.
La Superficie construida total es de 12.458 m2.
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